En el grupo de los antibióticos que actúan sobre la membrana celular son las polimixinas y aquellos antifúngicos como la anfotericina B, el imidazol, la nistatina. La importancia de esta estructura celular radica en ser el punto de intercambio entre el medio externo y el interno. Una alteración de esta función conlleva a la muerte celular.
En el caso de las polimixinas, su función radica en la capacidad de inmiscuirse en la membrana como agentes detergentes lo cual culmina por aumentar la permeabilidad en detrimento de los metabolitos necesarios para el mantenimiento de la vida bacteriana.
Su acción se ve con más eficacia en las bacterias gram negativas.
Por su lado, los antibióticos como la anfotericina B, el imidazol y la nistatina, alteran la estabilidad de la membrana plasmática de la bacteria como consecuencia de la inhibición de la biosíntesis de los lípidos que componen la membrana. El nivel de toxicidad de estos, sobre todo de la anfotericina B, es algo mayor.
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